sábado, 24 de junio de 2017

Y vengo y voy

Hola chicos!


No me queráis matar, llevaba desde… septiembre del año pasado. Si lo sé es muchísimo, pero no estaba con inspiración como para escribir nada aquí. Tengo que deciros que ni para escribir ni para nada. Ni leer y eso si es un drama. Pero como siempre he vuelto, espero que para mucho tiempo.
Bueno vengo con cierta inspiración renovaba , pero mantendré el blog como estaba hasta ahora, con mis opiniones y mis microrelatos. Y ya que hablamos de microrelatos, mi entrada de hoy es un microrelato, espero os guste.

“ Érase una vez una niña, una pequeña niña regordeta que no sabía dónde ir. Caminaba y caminaba por el camino de la vida, sin saber dónde parar, ni donde quería ir. A veces tarareaba canciones, otras le daba patadas a las piedritas, a veces salía corriendo con todas sus ganas. Ella no era muy consciente pero esas carreras las hacía, porque tras ellas venían unos monstruos. Unos pequeños monstruos que le susurraban palabras a sus oídos.
     
En ese camino la niña creció un poco, se hizo una jovencita que ahora ya no quería correr, quería caminar. Perseguir un sueño en forma de mariposa. Saltaba tras ella intentando alcanzar las pequeñas alas. En el fondo la jovencita también quería volar con ellas, ser lo que siempre quiso. Pintar un mundo de acuarelas con cada palabra que escribía. Así que caminó y caminó, mientras las ramas se iban acercando a ella.  Consiguió pareja, vivió el primer amor y sin darse cuenta comenzó a girarse para mirar a otro lado del camino. 
Pero entonces las ramas se acercaron más de lo que ella había pensado. No veía nada, la luz se tapaba entre las hojas. Y pensó que ya no quedaba, que todo el camino recorrido era un error. Que esa niña nunca supo cómo vivir, que jamás entendió como pasar entre la gente y que vieran como realmente era. Tal vez tenía razón, sin embargo no todo era malo. EL problema era que la chica no veía más que lo que los susurros le decían.
No obstante un día, una mañana miró hacia el cielo, desde el sitio donde se había sentado y se dio cuenta, de que entre las ramas podía ver la luz del sol. Que aquellos sueños que se atrevió a soñar a lo mejor seguían al final de ese camino. Aun no sabía cómo ser ella delante del resto del mundo, aún no sabía si al quitar las hojas el camino que una vez la guió seguiría ahí. Sin embargo después de tanto tiempo de pensar que estaba a oscuras, quería apartar la maleza y descubrir que nuevo les esperaba en su camino” 



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